lunes, 6 de abril de 2009

Avanzar sin saber qué encontrarás


La vocecilla me decía que entrara, que la temeridad a veces es una virtud. Nunca lo creí, sin embargo nada me impedía entrar, nada parecía contenerme ni advertirme. Pronto mis ojos se acostumbraron a la penumbra, a la oscuridad profunda que había permanecido allí sola durante largo tiempo. Ahora me fundía en lo desconocido, para hallar así mi camino o mi perdición, ambas cosas me intrigaban. Avancé, sin saber a donde me dirigía ni qué encontraría al final de la senda. Oía las ratas, el barro bajo mis pies, los cuervos chillar estrepitosamente, el viento que silbaba mientras se introducía lentamente donde yo estaba. El aire sabía a podrido y a húmedo, pero mi mente siguió donde estaba, y sin darme avisos de terror. No, no era miedo lo que sentía, la valentía de un necio me protegía. Una voz grave, chirriante y envejecida me llamó. Surgía de dónde yo había entrado. Me di la vuelta, lentamente. Lo vi ante mí, en todo su esplendor. Por fin has llegado, me dijo. Sí, por fin estaba allí.

M*


1 comentarios:

Anice dijo...

k guapu tia *-*!!! la foto es chulisima i el text ma encantat !! *----------*!!!

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