martes, 8 de septiembre de 2009

El silencio del corazón frío.


Dicen que todo el mundo es malvado. Que todos tienen algo que esconder. Un sentimiento horrible que ocultar, mentiras que llegan hasta donde alcanza la memoria, y razones varias para odiar a alguien. Si bien es cierto que en algunos casos, el corazón puede congelarse, hasta quedarse inanimado e insensible para siempre. Las que fueron alegrias, y las tristezas, pasan de largo sin dejar rastro alguno, haciendo que el corazón se vuelva frágil y helado. Oyes los sonidos, sientes el viento acariciarte las manos, el olor de la primavera. Pero solo son eso, sensaciones pasajeras que se marchan rápidamente. Para no volver.
Hasta el día en que el corazón de hielo se rompa en mil pedazos. Y entonces, nada.
M*

domingo, 12 de julio de 2009

...Y ardieron en las llamas. Las llamas de mi odio.



Desde los confines de mi soledad, ruego a quien me escuche que no me preste atención. Mi voluntad se ha doblegado ante la maldad, la deliciosa venganza, que a mi se me entoja rediante en vez de gélida. Venganza por aquellos que una vez me desecharon, venganza por aquél que me hirió, y ante todo, venganza por los que nunca me dedicaron una mirada.


Y lejos está mi ética, porque dejé atrás mis remordimientos, ahora mi único punto importante es el maligno sentimiento que me corroe. La congoja, que me impregna de un sabor amargo, no me deja respirar. Sí, mi venganza me llena los pulmones de aire enloquecido, y la piel se me tensa por la emoción.


Ya no miraré atrás. Han muerto. Si preferisteis estar contra mí, dejar que me consumiera y me abandonasteis a mi suerte, este es mi dulce castigo que he elegido para vosotros. Sí, dulce a mi pesar, que me seguirá mientras viva. O, puede que ya no viva, solo esté prolongando mi existencia.


Quien sabe...


M*

martes, 7 de julio de 2009


Me undía en la miseria. Caí en el agua, que se me antojó helada y turbulenta, y se me clavaba en el alma cual cuchillos despiadados. La negrura me inundó, y sólo pude ver resquicios de pesadillas que poblavab mi mente, de modo que dejé que la corriente me arrastrase e hiciera conmigo lo que se altojara. El golpe en verdad no me hirió, sólo me dolía el aliento inexistente que emanaba de mis labios agarrotados. La luz de mi interior se apagaba, y cada vez me sentía más lejos de la superfície, y más cerca del infinito pesar. No recordaba los nombres de los que una vez me quisieron, ni los que yo había amado. Nadie importaba ya, la espesura me engullía y únicamente deseaba que acabara conmigo pronto.
Entonces le vi.
Era él, sin duda. Aunque ya no recordaba nada, y a pesar de la desesperación que se había apoderado de mí, le ví; allí, esperándome. La oscuridad empezó a menguar lentamnete, dejando poco a poco paso a una luz de procedencia imposible de determinar. Era como si, de pronto, alguien encendiera una efímera esperanza que se había escondido en mi corazón. Seguía allí, en el mondo del mar, el mismo mar que tanto había amado durante mi vida, que ahora estaba esperando mi muerte. Sin embargo, allí estaba él. El fondo ahora estaba completamente iluminado, y gracias a ello, sus ojos verdes resplandecían con su brillo natural. Su mirada, que tenía tan presente incluso ahora, se me hizo tan dulce y serena como antaño. Me miró. Sus labios estaban levemente enarcados, dibujando una sonrisa. Mi sonrisa. Todo él era mío, como una vez lo fue, y no tardé en tenderle las manos para fundirme con él. Me devolvió el abrazo, aunque yo todavía estaba flotanto en lo absurdo de ese dichoso mar. Su pelo castaño brillaba de manera indescriptible, y le daba una belleza peculiar a su rostro. Me acerqué a su mejilla, y apoyé mis labios en su pómulo. Su aliento me rozó el pelo, que se movía como si en verdad estubiera debajo del agua. Sí, no podía desear nada mejor. Volvía a estar con él, y esta vez para siempre.
Entonces, mi mundo se nubló. Y nada más.
M*

viernes, 3 de julio de 2009

Cada vez más solos, rodeados de gente




Ponte el moño apretado, sirena, que se joda el viento,
rompe las horquillas de espuma,
y déjame que te remache sonrisas de hierro de ésas que disipan las brumas,
y sé que entre los males nos lloverán cristales,
yo iré descalzo y tú desnuda,
al son del amor del ronco tambor que toque la luna.
Vamos a trepar a la copa de este sol de enero,
y a hacer un nido en su ramaje,
y allí reírnos viendo como a cada minutero se lo devora el oleaje,
que cuando entre mis brazos resuenen cañonazos
yo iré perdido entre tus dunas dejándolo todo,
quemando los tronos donde reinen dudas.
Y báñate en mis ojos, que se joda el mar
que quiera mecerte a su antojo,
si no somos nadie a nadie va a encontrar,
y si a las heridas quiere echarles sal
sólo va a encontrarse cerrojos
y las cicatrices de la soledad.
Coge resina para untarnos poco a poco el cuerpo, p
or si vuelve la ventolera,
y mientras tanto, entre los huecos que nos deje el tiempo,
deja volar tu cabellera,
que si a nuestra locura vuelven nubes oscuras
nos cogerán frente con frente y codo con codo,
cada vez más solos, rodeados de gente.
Y báñate en mis ojos, que se joda el mar
que quiera mecerte a su antojo,
si no somos nadie a nadie va a encontrar,
y si a las heridas quiere echarles sal
sólo va a encontrarse cerrojos
y las cicatrices de la soledad.
Marea, Que se joda el viento

El mundo en ojos ajenos


¿Y si la belleza sólo es efímera?
¿Qué haríamos, entonces? , Si de los demás dependiera lo importante, nos perderíamos en nuestro océano particular de dudas. Y si es cierto, en verdad, que lo bello se encuentra exclusivamente en los ojos del que mira, quizá no podríamos aceptarlo. ¿Por qué algo es bello?, ¿Por qué?, Si una sonrisa puede ser hermosa, un mar majestuoso y un hinvierno embriagador, ¿de quien es la responsabilidad de decidir lo que puede o no ser bello?
Nosotros mismos aplicamos adjetivos al mundo, creamos estereotipos, negamos realidades y aceptamos mentiras. Si un a mentira repetida mil veces no se convierte en algo cierto, una visión subjetiva de una misma realidad es candorosa. No es bello lo que miramos, son especiales nuestras propias visiones de lo que vemos. Y, si, el cielo es inmenso, los atardeceres deslumbrantes, y los sentimientos especiales... Son lo que otorga la verdadera belleza.
M*

martes, 9 de junio de 2009

Entre la paz se encuentra la amargura


El viento que mece mis cabellos me acompaña. Si en mi soledad hay un momento de paz, es el que aguarda cuando estoy con él. No es solo un sentimiento, es la certeza de que nunca más volveré a soñar desgracias. Porque son las noches oscuras en las que se me aparecen personajes de pesadilla y encuentro una desdicha con sabor amargo. Cuando la luna se esconde, el viento me susurra desafiante palabras sin sentido. Y me quema. Me quema como el bochorno que siento al despertar y ver que las visiones solo eran mentiras. La realidad se me deshace al tiempo que voy despertando de mi somnolencia. Así, cuando abro los ojos solo veo el mismo viento que me azotaba en pesadillas, que ahora se pasea entre mis manos.

Y no estoy sola, pues el viento me acompaña.

M*

lunes, 8 de junio de 2009

Mirando a la luz, para variar



Si rendirme es aceptar la realidad, entonces me rendiré cuantas veces haga falta.

Puede que nunca volvamos a estar aquí; puede que nunca volvamos a vernos; puede que nunca vuelva a pensar en ti. Pero hasta entonces, hasta que la luz de tus ojos deje de iluminarme; hasta que tu sonrisa no me ciegue; te seguiré queriendo.

Aunque el amor verdadero no exista, y el irreal sea el rey, aunque me encuentre sola entre inhumanos, seguiré creyendo en ti.

Y hasta ese mismo momento, no miraré atrás, ni recordaré los viejos tiempos que se esfumaron para siempre. Estaré allí donde pueda respirar, y pueda ser yo, aunque solo sea entre susurros.

Estés donde estés, recuérdame en lo más hondo de tu corazón, porque tienes que saber lo mucho que te hecho de menos.

Y te seguiré queriendo hasta entonces.

M*

jueves, 4 de junio de 2009

El grito, de M*



Quiero gritar. Mejor dicho, necesito gritar. Deshacerme de tus palabras, romperlas en mil pedazos para no escuchar nunca más tu voz. Desahogarme, o tal vez no, simplemente dejar atrás lo que una vez fuimos y me atormenta. No quiero ver tus ojos, auqellos que una vez me envenenaron con sabor agridulce, y en el fondo eran más turbios que el azufre.

Y sigo gritando, esta vez por lo bueno que me decís, por aquello que en el fondo sabía que no eran más que mentiras que se desacían como burbujas. ¿No me oyes todavía?, pues escucha esto: nunca me arrepentiré de tus abrazos, ni tus caricias, ni tus besos. Solo me atormentará la seguridad de que volveré a verte. Puede que no hoy, ni mañana, pero en mis sueños desdichados seguirás atormentándome.

Y seguiré gritando.

M*

Mírame para decirme lo que quiero oir.


Mi luz se apaga. Sin importarme que nadie creyera en mí, ni siquiera en mis fuerzas, la llama que antes quemaba mi espíritu se disipa y se adormece para siempre.
Si me llaman ya no oiré, si me preguntan no responderé, y si me buscan… Ya no me encontrarán. No quiero miradas absurdas, y menos que me compadezcan. Quiero respuestas a preguntas que siempre he tenido que callar, quizá por pesar, quizá por tristeza.
El porqué es ahora mi preocupación. Quiero que me digas por qué tengo que verme así. No ha sido mi elección, y menos mi opción. Tú, con tus mentiras, artimañas, engaños, burlas y quejas, me has consumido hasta reducirme a cenizas. No es solo mi vida, es mi libertad y decisión, que han desaparecido sin dejar más que el polvo de mis lágrimas.

Nunca más. Se acabó.

M*

viernes, 15 de mayo de 2009

Sin mostrar solo las apariencias


En el mundo hay infinidad de máscaras. Las hay de hipocresía, de vanidad, de falsa valentía, de infidelidad, de pasión no correspondida, de dudosa integridad. Una máscara es el umbral de tus pensamientos, que da paso a lo que eres en realidad, que no deja entrever tus ideas y tus dudas. Incluso más que eso, es lo que nos gusta aparentar, lo que necesitamos que vean y respeten.
Más que a la vida, más que a los sueños, nos protegen contra todo lo externo, contra todo lo que podría ser diferente y enigmático. Sin dejar que salga nuestro propio mundo onírico, hasta que se nos ocurra levantar la vista y saborear la luz calenturienta de la existencia.
Si efímera es la vida, más temprano se extingue nuestra máscara, pues el tiempo pasa sin que nos demos cuenta. La máscara acaba reducida a escombros, hasta llegar a elevarse en el aire como el polvo, lo único que queda de nuestra antigua apariencia.
Ahora, mírame: la máscara se ha esfumado.
M*

lunes, 27 de abril de 2009

Posando mis dedos sobre el reloj de tu corazón


Si mi tiempo fuera realmente mio, te lo daría sin dudar, pues no quiero algo que me sirva para estar sola. La soledad me hace detestar el tiempo, el mismo que se me escapa cuando estoy cerca de ti, y el mismo que rechazo cuando no me deja repirar de inquietud. Solo necesito un suspiro para decirte que te quiero, y solo ese instante me hará recordar lo que soy.

Ni que me des una razón me bastará, mi deseo sobrepasa lo imaginable, y es tan efímero como el aire que sale de mis pulmones. ¿De verdad me quieres?, el tiempo lo dirá, supongo, y sino, déjame desear que los segundos se detengan para no tener que decirte adiós.

M*

jueves, 16 de abril de 2009

Y mi alma no se alzará nunca más



El Conde vivía en un castillo. Un auténtico laberinto que llegaba hasta el cielo, con paredes anchas e interminables escaleras que no conducían a ninguna parte. Era oscuro, no por sus paredes, sino por el cielo, que, lejos de ser traslúcido, no dejaba penetrar la luz del sol. Era un eterno atardecer, más allá del crepúsculo y el anaranjado cielo que precede a la oscuridad. En lo alto del castillo, se erguía una estatua, un ángel caído sin alas, pues habían sido quemadas por las abrasadoras llamas del infierno. Y desde su refugio, el Conde esperaba ansioso a que llegara lo inexplicable y fantasmal, pues ninguna persona de ideas claras se acercaba allí jamás. El viento que llevaba el frío gélido no cesaba, recorría cada una de las habitaciones y aposentos de la mansión, que permanecía a la espera de lo que nunca aparecía. Bienvenidos a mi pesadilla.

M*

lunes, 13 de abril de 2009

Entre todo lo demás, sólo te veo a ti


Miradas insaciables, aquellas que me intimidan. Una fiesta de medianoche, un bullicio ensordecedor y escandaloso. Ojos burlones y enormes me observan mofándose con desprecio. ¿Qué hago aquí?, me pregunté. Sin respuesta imaginable, me dirigí a la salida, que se me antojó lejana e inalcanzable. Un arlequín me cerró el paso, bailaba delante de mí con energía y emoción. Me asusté, y casi temblando avancé hacia ella. Su sonrisa me pareció agridulce, brillante como las estrellas y pícara a más no poder. Me regaló un beso en la mejilla, que pude sentir suave y enternecedor. Su olor era especial, me recordó a cuando éramos niños, sin saber nada de lo que nos rodeaba ni de lo que debíamos temer. Y así me sentía, sin pensar en nada que no fuera su rostro y sin darme cuenta de toda la gente que me rodeaba. Le devolví el beso, en los labios. Tenían un sabor dulce, y su aroma me llenó la mente de sueños utópicos. Sostuvo mis manos entre las suyas. "Ahora y siempre, amor", me susurró.
M*

viernes, 10 de abril de 2009

Te quiero


El recuerdo de tu risa lejana, aquella que me envolvía el corazón y me daba aliento se ha fugado. La oigo como un susurro, un murmullo sin dueño, vagando por un mundo desleal y sombrío. La tierna luz de tus ojos se desvanece, la negrura de tus pupilas me abandona y siento el frío avanzando dentro de mí. La mente me da vueltas, los sueños se me repiten en un interminable tiovivo que no para de girar y mofarse de mí. Concédeme un deseo, solo uno, el único verdaderamente importante: no desaparezcas, no quiero verte partir sabiendo que no sentiré de nuevo tu mirada sobre mí ni tus tiernos suspiros. Sorpréndeme y no te alejes de mis pensamientos, pues en ellos siempre habrás de estar, permanentemente bella e irreal. Aunque no escuche tu voz, aunque no sienta de nuevo tu presencia, aunque mi vida termine sin volver a verte, quédate siempre en mi corazón, que yo nunca voy a olvidarte.
M*

martes, 7 de abril de 2009

Confesiones


La adrenalina corrió por mis venas conforme fui comprendiendo poco a poco el peligro. Desde su posición, él lo olió y su sonrisa se hizo burlona.
- Soy el mejor depredador del mundo, ¿no es cierto? Todo cuanto me rodea te invita a venir a mí: la voz, el rostro, incluso mi olor. ¡Como si los necesitases!, ¡Como si pudieras huir de mí!, ¡Como si pudieras derrotarme!
Permanecí sentada sin moverme, temiéndolo como no lo había temido nunca. Nunca lo había visto tan completamente libre de esa fachada edificada con tanto cuidado. Nunca había sido menos humano ni más hermoso. Con el rostro ceniciento y los ojos abiertos como platos, estaba sentada como un pájaro atrapado por los ojos de la serpiente.
Stephenie Meyer, Crepúsculo

lunes, 6 de abril de 2009

Avanzar sin saber qué encontrarás


La vocecilla me decía que entrara, que la temeridad a veces es una virtud. Nunca lo creí, sin embargo nada me impedía entrar, nada parecía contenerme ni advertirme. Pronto mis ojos se acostumbraron a la penumbra, a la oscuridad profunda que había permanecido allí sola durante largo tiempo. Ahora me fundía en lo desconocido, para hallar así mi camino o mi perdición, ambas cosas me intrigaban. Avancé, sin saber a donde me dirigía ni qué encontraría al final de la senda. Oía las ratas, el barro bajo mis pies, los cuervos chillar estrepitosamente, el viento que silbaba mientras se introducía lentamente donde yo estaba. El aire sabía a podrido y a húmedo, pero mi mente siguió donde estaba, y sin darme avisos de terror. No, no era miedo lo que sentía, la valentía de un necio me protegía. Una voz grave, chirriante y envejecida me llamó. Surgía de dónde yo había entrado. Me di la vuelta, lentamente. Lo vi ante mí, en todo su esplendor. Por fin has llegado, me dijo. Sí, por fin estaba allí.

M*


¿Hasta cuando?


- La idea de verte inmóvil, pálida, helada... No volver a ver cómo te ruborizas, no ver jamás esa chispa de intuición en los ojos cuando sospechas de mis intenciones... Sería insoportable. Ahora eres lo más importante para mí, lo más importante que he tenido nunca.

La cabeza empezó a darme vueltas ante el rápido giro que había dado nuestra conversación. Desde el alegre tema de mi inminente muerte de repente nos estábamos declarando. Aguardó, y supe que sus ojos no se apartaban de mí a pesar de fijar los míos en nuestras manos. Al final, dije:

- Ya conoces mis sentimientos, por supuesto. Estoy aquí, lo que, burdamente traducido, significa que preferiría morir antes de alejarme de ti.

Nuestras miradas se encontraron y entonces nos reímos juntos de lo absurdo y estúpudo de la situación.

- Y de ese modo, el león se enamoró de la oveja...

- ¡Qué oveja tan estúpida!

- ¡Qué león tan morboso y masoquista!

Stephenie Meyer, Crepúsculo





jueves, 26 de marzo de 2009

Emprendamos el camino de regreso


Muchos que viven merecen la muerte, y muchos que han muerto merecen la vida. ¿Puedes tu decidir su destino? Entonces no te apresures a repartir muertes o juicios, pues ni el más sabio conoce el final de todos los caminos.

No podemos cambiar los acontecimientos, lo único que podemos hacer es que decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.


The Lord of the Rings

martes, 17 de marzo de 2009

Mi querido hallazgo


Si una vez estuve perdida, fue en ese momento. Me senté, esperando algo que nunca llegaría, pues nada me estaba buscando. Mi alrededor estaba muerto, no se escuchaba el murmullo del agua, ni del viento, ni del polvo. En mi cabeza sonaba la voz de mi padre, que gritaba sin cesar repitiendo las mismas palabras: no huyas, nunca podrás escapar de aquí.
Puede que siempre le haya odiado, no lo se, ni quería pensarlo en aquel momento.
Solo un suspiro ahogado me sacó del incesante trance. A mi espalda, alguien estaba mirándome. Sus ojos eran azules y profundos, como una charca en un dia sin nubes. De repente, mi mundo dió un giro: el aire soplaba con una brisa tibia, y el verdor de mi alrededor me cegaba con el contraste de la luz del sol.
Había despertado de mi sueño, y gracias a él. Fuera quien fuese, definitivamente me había salvado.
M*

lunes, 16 de marzo de 2009

Cheshire Cat


Y esque aquí estamos todos locos...
De una forma u otra, las personas tienen en ellas un poco de locura, que solo sale de vez en cuando... O quizá más de lo habitual.
Disfrutad de los pequeños momentos, que esos son los que más se recuerdan.
M*

domingo, 15 de marzo de 2009

No es bueno refugiarse en los sueños


Siempre me llamó la atención el cuadro que había en el gran salón de la casa de mi abuelo. Justo en medio, sobre el hogar, pequeño y modesto. La mujer que allí había retratada siempre me había intrigado: parecía rejuvenecer con el paso de los años. El abuelo me contó que la mujer una vez le robó el corazón, que sus labios le fascinaban y no dejaban reposar sus pensamientos. Su cabello le cubría la mayor parte de la cara, dejando solo entrever un ojo y los labios. Ese azul cristalino, que no te dejaba apartar la mirada, que te transportaba hacia lo más hondo del mar.
Me senté frente al cuadro, y ella me sonreía. Estaba ensimismado, absorto en su rostro, me tenía atrapado. Mi abuela se sentó junto a mí, observándome.
- Era muy bella, ¿verdad?
Asentí sin ni siquera mirarla.
- ¿Conoces... Su historia?
Giré rápidamente la cabeza, con los ojos muy abiertos. ¿Sabía algo de ella?
- Era mi amiga, mi mejor amiga. Teníamos veinte años. Un día, cuando la luna estaba en su fase más bella, algo se movía en la oscuridad. La encontraron a la mañana siguiente, con dos marcas en el cuello, pálida e inmóvil. No queríamos creearlo, su vida se había desvanecido, su aliento era ya inexistente. Allí los sueños de tu abuelo se deshicieron, y creo que nunca he vuelto a ser la misma.
Para mí, tampoco aquel retrato volvió a ser el mismo
M*

viernes, 13 de marzo de 2009

Eterna melodía


Esta es la historia de un sábadode no importa que mesY de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos
apestando entre humo y sudor
y se agarra a su tabla de náufrago
volviendo a su eterna canción
Toca otra vez viejo perdedor
haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel
Cada vez que el espejo de la pared
le devuelve mas joven la piel
se le encienden los ojos y su niñez
viene a tocar junto a él
Pero siempre hay borrachos con babas
que le recuerdan quién fue
el mas joven maestro al piano
vencido por una mujer
Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol
y una voz que le dice: “pareces cansado”
y aún no ha salido ni el sol
Toca otra vez viejo perdedor
haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel
El hombre del piano, Billy Joel

jueves, 12 de marzo de 2009

Buscando respuestas inexplicables



- ¿Crees en la libertad?

- Claro, la libertad es lo que se necesita para ser feliz. Deseo ser libre, poder expresar mis ideas y no tener que depender de nadie.

- ¿Y así serás completamente libre?

- Si... pero, alomejor si me fuera de casa, si lo abandonara todo e intentara vivir sintiendo que cada día es el último, sería más libre.

- ¿Tendrías libertad para decir lo que sientes a quien quieres?

- Puede que no... ¿Y tu? ¿Te sientes libre?

- Soy libre para vivir, hablar y anhelar lo que deseo. Sí, soy libre.

- Pero...

- Pero la libertad solo existe en la vida del que la siente. Es imposible liberarse de todo, ni siquera la piedra que lanzas lejos, en el mar, es libre de caer donde quiera. Sentirse libre es algo que solo uno mismo consigue, y que puede perder en un solo pensamiento, en un suspiro. Hazte libre a ti mismo, y podrás hallar la felicidad allí donde la busques.

M*

miércoles, 11 de marzo de 2009

Solamente otra vez


Lucas se revolvió solo un segundo cunado el éxtasis nos alcanzó a ambos: mi pulso se fundió con el suyo al tiempo que su sangre fluía en mi interior, más poderosa que el más apasionado de los besos, entrelazándonos. Conocía el sabor de su sangre, pero esta vez era incluso más irresistible. La tragué, saboreando el calor, la vida y la sal en mi lengua. Lucas se estremeció debajo de mí y comprendí que el mordisco tenía el mismo efecto en ambos.
Lucas empezó a boquear y me obligué a detenerme. Me separé de él poco a poco. Estaba mareado y débil, pero no había perdido el conocimiento. Me cogió la cara con ambas manos y volví a la realidad de golpe: tenía los labios manchados de sangre y los colmillos todavía no se habían retraído. ¿Cómo podía mirarme siendo vampiro sin sentir repulsión?
Sin embargo, a pesar de la sangre, me besó.
Claudia Gray, Medianoche

martes, 10 de marzo de 2009

Ver es creer

- Tenga, es un regalo. Era un libro de mi madre.
- Hechizos y encantos... No lo necesito.
- ¿Siempre está tan seguro de todo?
- Está bien...
- Guárdelo cerca del corazón, le protegerá de todo mal.
- Siempre... Está tan segura de todo?
Tim Burton's Sleepy Hollow

¿En qué piensas?


- ¿En qué piensas?
- En que nunca volveremos a estar aquí. Nunca seremos más felices de lo que ahora somos, y nunca volveremos a pensar en ello.
- ¿Y no es eso bello?
- No lo es, solo efímero.
- Así es. Lo bello es siempre efímero, y no por eso deja de tener importancia. Lo que vivimos es hermoso porque nunca más sucederá, y es valioso porque aprovechamos este momento único. Lo que ya sucedió no se volverá a repetir, y por eso debemos mantenerlo vivo mientras dure.
- ¿Y dejar que la felicidad pase de largo?
- La felicidad es solo un estado de ánimo, simplemente reside en los ojos del que mira.
- ¿Y tu amor por mí? ¿También es efímero?
- Si.
- Pero…
- Pero cada vez que te miro a los ojos, vuelvo a enamorarme, y así nunca podré dejar de ser feliz a tu lado, porque eres tú mi felicidad.
- ¿Crees que siempre estaré a tu lado?
- No lo sé. Por eso sigo apreciando cada instante que puedo retenerte conmigo.
- ¿Sabes en que pienso?
- Dímelo.
- Solo en ti.
De M* para N ~

lunes, 9 de marzo de 2009

Cría cuervos y te sacarán los ojos


Me dejaste sola. Mi amor se apagó como la llama de una vela, lenta y sosegada. ¿Fue por mí, amor?, ¿Fue por lo que una vez te hice? O quizá para no tener que mirarme más a los ojos... Todavía siento el suave tacto de tus manos rozando las mías, con la misma delicadeza con que la brisa acaricia una flor en mayo. Tu deseo me llenaba de calor el cuerpo, olvidaba lo que tenía alrededor. El tiempo pasaba raudo y casi sin dejarme disfrutar de ti, mi amor. No he podido olvidar tus ojos oscuros y envenenados, aquellos que me hechizaban para que mi voluntad estuviera a tu merced.
Lo que para ti fue una traición, para mí era tan efímero como el polvo. Ahora que me has abandonado y ya nunca jamás volverás, siento que aquello que una vez fuimos me persigue. Veo tu rostro en cada paso que doy al frente, en cada suspiro desesperado que no puedo contener. No quiero que nadie se apiade de mí, solo necesito desaparecer. ¿Es esto lo que quieres? Pues que en polvo me convierta, o que los cuervos conmigo se sacien. Hasta pronto, amor.
M*

domingo, 8 de marzo de 2009

Que es mi dios, la libertad


Navega velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas hemos hecho
a despecho, del inglés,
y han rendido sus pendones
cien naciones a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

Los latidos de ese odioso corazón...

Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!
El Corazón delator, de Edgar Allan Poe


No soy Vincent Molloy, soy Vincent Price


A Vincent no le importa vivir con su perro, su gato y mu hermana, aunque preferiría compartir casa con muerciélagos y arañas.
Allí jugaría con los horrores que inventara, y vagaría por los oscuros pasillos solo y atormentado...
Vincent, de Tim Burton

sábado, 7 de marzo de 2009

Más bella que el amanecer


Y allí estaba. La encontré subida al árbol, como un felino acechando a su presa. Me miró con unos ojos verdes irresistibles, sedientos y brillantes. Nunca había visto nada igual, aquella chica era como un espejismo, algo que ni siquiera puedes acercarte a tocar. Sus orejas era puntiagudas, sus cabellos del color del oro, y sus labios como una rosa. Me miraba como un animal, como si no supiera qué era yo ni que hacía allí de pie mirándola. De repente, dio un salto y se posó frente a mí. Sus manos acariciaron mi rostro, mi pelo y se detuvieron en mis sienes. Me miró fijamente, analizando cada detalle de mí, como si pudiera escudriñar mi alma con solo verme. Se acercó súbitamente, me besó en la frente y se fue corriendo tan veloz como un ciervo. En pocos segundos, solo quedaba el bosque frio y oscuro ante mí.

M*

Y así fue como empezó...


Para, me dije. Sin embargo, Lucas y yo habíamos ido demasiado lejos para poder detenernos. Lo necesitaba, por completo, ahora. Sujeté su rostro entre mis manos y posé mis labios suavemente en los suyos, en su barbilla, en su cuello. Y al ver el pulso de las venas latiendo bajo la piel, no pude reprimir mi sed de él.
Lo mordí en el cuello, con fuerza. Lo oí gritar de dolor, desconcertado, pero al mismo tiempo la sangre salió disparada hacia mi lengua y el espeso sabor metálico se propagó en mi interior como un incendio: ardiente, incontrolable, mortífero y bello. Al tragar, el sabor de la sangre de Lucas en mi garganta fue lo más dulce que había conocido hasta el momento.
Claudia Gray, Medianoche

viernes, 6 de marzo de 2009

DRaGoN

Más allá de la imaginación, sobrevolando el misterio, puede encontrarse el verdadero miedo. Miedo del mundo, miedo de lo desconocido, pero sobretodo, miedo de lo que ya se conoce y no se quiere volver a ver. En un lugar tan oscuro como el alma de la noche, algo aguarda esperando sentir nuestro aliento, esperando escuchar nuestros temblores. Algo que no nos deja escapar, aguardando a la espera para poder saciar su sed, aquella que es interminable. Solo un suspiro efímero denota nuestra presencia y, entonces, ya nada importa. Si, de aquel lugar del que nunca vuelven... Allí nos esperan.
M*

Sweeney Todd


There’s a hole in the world like a great black pit
And it’s filled with people who are filled with shit
And the vermin of the world inhabit it
But not for long!

They all deserve to die
Tell you why, Mrs. Lovett, tell you why
Because in all of the whole human race, Mrs. Lovett
There two kinds of men and only two
There’s the one staying put in his proper place
And the one with his foot in the other one’s face
Look at me, Mrs. Lovett, look at you

Though we all deserve to die
Even you, Mrs. Lovett, even I
Because the lives of the wicked should be made brief!
For the rest of us, death will be a relief
We all deserve to die!
And I’ll never see Johanna
No, I’ll never hug my girl to me
Finished!!

Alright!
You, sir!
How ’bout a shave?
Come and visit your good friend Sweeney

You, sir! Too, sir!
Welcome to the grave!
I will have vengeance!
I will have salvation!

Who, sir!? You, sir?
No one’s in the chair!
Come on! Come on!
Sweeney’s waiting
I want you bleeders!

You sir, anybody!
Gentlemen, now don’t be shy!
Not one man
No not ten men
Nor a hundred can assuage me!

I will have you!
And I will get him back even as he gloats
In the meantime I’ll practice on less honourable throats

And my Lucy lies in ashes!
And I’ll never see my girl again!
But the work waits!
I’m alive at last!
And I’m full of joy!
Fuente: musica.com
Sweeney Todd

Sleepy Hollow ~

- Creo que sí hay algo de bruja en ti...
- ¿Por què lo dices?
- Porque me has hechizado...

jueves, 5 de marzo de 2009

Welcome*

~Y así es mi mundo, mi vida y, en definitiva, mis pensamientos.

Si vivir en un mundo ideal es un delito, privadme de todo cuanto amo, porque adoro lo inalcanzable~


 
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